Capítulo Nueve: Edad Escolar (5 Años a 8 Años)
Desarrollo Físico en la Edad Escolar
Crecimiento Físico General
Las tasas de crecimiento generalmente se ralentizan durante los primeros años escolares. Por lo general, un niño ganará 5-7 libras al año y crecerá alrededor de 2-3 pulgadas por año (Kuczmarski, 2000). También tienden a adelgazar y ganar fuerza muscular y capacidad pulmonar haciendo posible participar en extenuantes actividades físicas por largos periodos de tiempo. Los niños suelen superar a las niñas durante este periodo en tareas motoras gruesas como aprender a andar en bicicleta. Las niñas suelen superar a los niños durante este período en tareas de motricidad fina como ensartar cuentas o cortarse las uñas.
Crecimiento Cerebral
Durante estos primeros años escolares, los niños adquieren un mayor control sobre los movimientos de sus cuerpos. Entre los 6 y 8 años se observan mejoras significativas en la motricidad fina y la coordinación ojo-mano. Son capaces de dominar muchas habilidades motoras gruesas y finas que eludieron al niño más pequeño. Hay un brote de crecimiento cerebral entre las edades de 6 y 8 años. Otro factor relacionado con el crecimiento cerebral es que entre las edades de 6 y 12 años, las células nerviosas en las áreas del cerebro asociadas con la planificación motora llegan a estar casi completamente mielinizado. Los niños son más capaces de planificar y coordinar actividades utilizando tanto los hemisferios derechos como izquierdo del cerebro y están empezando a ser capaces de controlar los arrebatos emocionales. La capacidad de prestar atención también mejora en función de la maduración continua de la corteza prefrontal (Berk, 2017; Santrock, 2013).
Deportes
Los niños de entre 5 y 8 años suelen estar expuestos a deportes organizados por primera vez. También es común que los padres den a sus hijos la oportunidad de dedicarse a otras actividades físicas organizadas como artes marciales, cabalgatas, gimnasia o danza. El deporte organizado más popular para la juventud en América es el fútbol. Más de tres millones de niños juegan futbol en Estados Unidos (United States Youth Soccer, 2018). El fútbol es una actividad que promete ayudar a los niños a desarrollar habilidades sociales, mejorar el atletismo y aprender un sentido de competencia. Demasiado enfoque en la competencia y la habilidad atlética es una preocupación, con muchos niños deseando dejar de hacerlo. El enfoque para el fútbol y otros deportes y actividades juveniles debe estar en la construcción de un amor por el juego o la actividad y permitir que los niños fomenten sus talentos naturales.
Algunos de los beneficios investigados de la participación de los niños en deportes incluyen un mejor rendimiento académico, un mejor desarrollo físico y emocional y mayores niveles de satisfacción con la familia y la calidad de vida en general.
Sabo y Veliz (2008) encontraron en su estudio sobre los deportes infantiles en los Estados Unidos que el género, la discapacidad, el origen étnico, la pobreza y la ubicación desempeñan un papel en la limitación de las oportunidades de participación deportiva. Los niños que vivían en barrios suburbanos tenían más probabilidades de participar en deportes que los que vivían en zonas urbanas. Los niños y niñas caucásicos participaban en deportes en mayor proporción que los niños de minorías.
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